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A los pies de los Alpes, la fábrica de Paraboot calza al mundo entero

Por AFP

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Pierre Colin, Director de Marketing de Paraboot, en la fábrica de Paraboot en Saint-Jean-de-Moirans, cerca de Grenoble (27 de mayo de 2025). Créditos: Fotografía de OLIVIER CHASSIGNOLE / AFP)

Saint-Jean-de-Moirans (Francia) - El aroma a cuero y caucho impregna la fábrica de Paraboot, cerca de Grenoble, donde un centenar de operarios cortan, cosen, funden y pulen estos zapatos “made in France” que causan furor en el extranjero.

A contracorriente del declive de los fabricantes de calzado franceses, la facturación de la marca no deja de aumentar: 24 millones de euros en 2023, 26,7 millones en 2024 y 28,2 millones previstos para 2025.

La empresa exporta el 67 por ciento de su producción, realizada en un 80 por ciento en su fábrica de Saint-Jean-de-Moirans, a los pies de los macizos del Vercors y la Chartreuse, en Isère.

Inicialmente especializada en calzado de trabajo, Paraboot, fundada en 1908, sigue equipando a policías y electricistas, pero también se ha convertido en un producto de moda, visto en los pies de estrellas como George Clooney y Johnny Depp.

¿Su secreto? Productos “sólidos, duraderos y reparables” y un “ADN” que no ha cambiado en 117 años, según afirma Eric Forestier, CEO de la empresa. “Los astros se han alineado, porque la tendencia vuelve a productos a menudo bastante sencillos”, como el calzado Paraboot, “reconocible a distancia”, declara a la AFP.

Con un precio de entre 230 y 500 euros el par, los zapatos de cuero cosidos a mano, de diseño rústico, con sus suelas de goma y su costura exterior visible, conservan estas características desde el nacimiento de la marca. Sin embargo, ha sabido ampliar su público multiplicando las colaboraciones con marcas nicho como Engineered Garments o Arpenteur.

Savoir-faire

Fundada por Rémy Richard en Izeaux, a pocos kilómetros de la fábrica actual, Paraboot emplea hoy a unas 200 personas, en Isère y en sus 28 tiendas repartidas entre Francia y Bélgica.

De la fábrica de Saint-Jean-de-Moirans, donde trabajan 97 operarios, salen cada día unas 600 pares de zapatos. El 20 por ciento restante de la producción se realiza en España, Italia y Portugal “por razones de savoir-faire”, justifica Eric Forestier, especialmente para aprovechar el cosido mocasín, una especialidad española.

“En el mundo actual, todo es una carrera por la tecnología, nosotros somos lo contrario: es la carrera por la preservación del savoir-faire”, resume el director de marketing, Pierre Colin, con unos “Michael” en los pies, el modelo estrella de Paraboot.

Repartidas en una nave de 11.000 m2, máquinas y empleados encadenan 150 operaciones para fabricar un par.

Al principio, se almacenan grandes pieles —principalmente de becerro, ya que están poco dañadas— en una gran sala. A continuación, se cortan en diferentes piezas pequeñas que se corresponden con las formas de las palas —la parte superior del zapato— necesarias.

El cuero constituye un tercio del precio de venta de un zapato, según Pierre Colin.

Líder

Una vez ensambladas, las piezas de cuero se cosen con forro, y no se pegan, un proceso “mucho más largo y laborioso”, pero que permite evacuar la transpiración, explica el director de marketing. A continuación, la pala se une a la suela con “cosido noruego”, esa gran costura exterior emblemática de la marca.

Un modo de fabricación que permite reparar el zapato sustituyendo la suela, un aspecto “importantísimo”, insiste Pierre Colin. La fábrica dispone además de un taller de reparación, con un coste de 200 euros por la reparación de un par.

Paraboot es una empresa “socialmente responsable desde 1908”, bromea Eric Forestier, para quien “producir en Francia, evidentemente, es una elección”, justificando así el elevado precio de los modelos.

Este carácter artesanal “ayuda indudablemente”, sobre todo en Asia, que representa el 35 por ciento de su facturación, por delante de Francia (33 por ciento) y Europa (30 por ciento), y después Norteamérica. La marca, ampliamente imitada, se ha convertido incluso en “líder” del calzado de cuero en Japón, según su CEO.

Además de en los pies de las estrellas, Paraboot equipa a la policía francesa, a EDF y a la gendarmería, ofreciendo conformidad con las normas de seguridad.

Ante la violenta crisis que azota al sector del calzado francés desde hace años, con las quiebras de San Marina y André, y el rescate de Minelli y Clergerie a costa de la supresión de puestos de trabajo, la dirección de Paraboot apuesta por la “prudencia” y una “visión a largo plazo”.

“El objetivo es continuar estos 117 años de historia”, insiste Eric Forestier.

Este artículo fue originalmente publicado en otro idioma dentro de la red internacional de FashionUnited y después traducido al español usando una herramienta de inteligencia artificial.

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