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EEUU bloquea la compra de Capri por Tapestry: el sueño de un “gran grupo del lujo” americano, pendiente de un hilo

Por Jaime Martinez

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Tienda de Michael Kors, principal marca en cartera de Capri Holdings, en Viena (Austria). Credits: Michael Kors.

Madrid – La noticia saltaba a principios de esta misma semana, y las reacciones desde entonces no han hecho más que sucederse. Y es que la decisión final sobre la adquisición de Capri Holdings, compañía matriz de las casas de moda Michael Kors, Jimmy Choo y Versace, por parte de Tapestry, propietaria de las firmas de moda Coach, Kate Spade y Stuart Weitzman, operación desde la que debían de pasar a asentarse los cimientos de un “gran grupo del lujo” americano, recaerá en última instancia en manos de un juez federal, después de la determinación tomada por la Comisión Federal de Comercio (FTC) de los Estados Unidos de bloquear judicialmente la operación por, a su entender, atentar contra la libre competencia.

Anunciada, y celebrada, por ambas partes a comienzos del pasado mes de agosto de 2023, era por entonces cuando los cimientos de la industria de la moda se sacudían una penúltima vez, tras la noticia hecha pública sobre el acuerdo alcanzado por Tapestry para la adquisición de Capri Holdings, y la integración dentro de su portafolio de marcas propias de las tres casas de moda del grupo, Michael Kors, Jimmy Choo y Versace, por unos 8 500 millones de dólares. Precio en el que finalmente terminaba por fijarse el importe que la propietaria de Coach estaba dispuesto a pagar para empezar a terminar de dar forma al sueño de erigirse en el “gran grupo del lujo americano”, con un potencial combinado de unos 12 100 millones de dólares en ventas y de 1 900 millones de dólares de beneficio neto, anuales. Unos rendimientos que llegarían apoyados sobre una estructura asentada sobre una red comercial integrada por más de 2 700 tiendas propias y por unos equipos formados por más de 33 000 trabajadores, con la región de las Américas como principal mercado, y con el 8 por ciento de los potenciales ingresos procedentes de acuerdos de cesión de licencia, el 10 por ciento por ventas de prendas de moda, el 15 por ciento por las ventas de artículos de calzado, y con el 67 por ciento restante de los ingresos procediendo de las potenciales ventas de accesorios de moda. Unas estimaciones realizadas por la propia Tapestry, compartidas en el preciso momento en el que terminó por anunciarse el acuerdo de compra de Capri Holdings, desde las que se desprendían las claras ambiciones de la multinacional del lujo estadounidense de tratar de salir a reforzarse en la estratégica categoría de complementos, y dentro de su igualmente estratégica región de las Américas en la que Tapestry concentra el 65 por ciento de todo su negocio, global; ambiciones en las que precisamente desde la FTC han terminado por observar una potencial violación de las leyes antimonopolio y de abuso de posición dominante y de atentado contra la libre competencia, hasta el punto de decidirse a bloquear la operación mediante la interposición de una demanda ante un tribunal federal.

Según ha este mismo respecto se han encargado de salir a detallar desde la misma FTC, a través de una declaración oficial, en el caso de haberse aprobado la operación, el acuerdo de adquisición de Capri Holdings por parte de Tapestry habría conducido de manera directa a la eliminación de la libre competencia que actualmente enfrenta a las principales firmas de ambas compañías, otorgando al tiempo a Tapestry una participación dominante dentro del mercado, para la categoría de los bolsos de “lujo accesible”. Sector en el que actualmente se mantendrían especialmente enfrentadas las principales etiquetas de ambas compañías, y en particular Coach y Kate Spade frente a la Michael Kors de Capri Holdings, desde una particularmente feroz competencia que actualmente estaría provocando el que ambos grupos analizasen de cerca, y de manera constante, la evolución de las ventas de bolsos de sus marcas “estrella”, provocando a partir de esos análisis una toma decisiones que repercutirían de manera directa y beneficiosa en los consumidores. Ventajas, principalmente derivadas de las potenciales guerras de precios entre las distintas marcas, que, advierte desde la FTC, desaparecerían con la compra de Capri Holdings por parte de Tapestry, en lo que provocaría que los consumidores estadounidenses debieran de terminar de enfrentarse a un considerable aumento de precios dentro de la oferta de los bolsos de “lujo accesible”, provocada por la eliminación de la principal competencia que actualmente se plantean entre sí las casas de Tapestry y de Capri. Potenciales peligros a los que además suman los efectos igualmente perjudiciales que podría terminar de acarrear la operación, en este caso para los cerca de esos 33 000 trabajadores que actualmente trabajan para ambas compañías, a escala global, y por cuya incorporación a sus respectivas plantillas dejarían igualmente de competir ambos grupos estadounidenses.

“La fusión propuesta amenaza con privar a millones de consumidores estadounidenses de los beneficios de la competencia directa entre Tapestry y Capri, y entre los que se incluyen la competencia en precios, descuentos y promociones, en innovación, diseño, marketing y en publicidad”; todo desde un acuerdo de adquisición que “también amenaza con eliminar el incentivo para que las dos empresas compitan por los trabajadores”, en lo que podría terminar por “afectar negativamente a los salarios y a los beneficios laborales de los empleados”, defienden desde la FTC. Y es que “actualmente, Tapestry y Capri compiten en todo, desde en ropa hasta gafas y zapatos”, pero donde “compiten más ferozmente entre sí –principalmente entre las marcas Coach y Kate Spade de Tapestry contra la marca Michael Kors de Capri– es en el mercado de bolsos de ‘lujo accesible’”, para el que a día de hoy “Coach, Kate Spade y Michael Kors monitorean continuamente a las marcas de bolsos” de cada una de la otra compañía, “para determinar precios y desempeños”, empleando “esa información para tomar decisiones estratégicas, inclusive la de si aumentar o bajar los precios de los bolsos”.

Frente a estas maneras de operar, “el acuerdo eliminaría la feroz competencia directa en muchos atributos importantes, incluidos el precio, los descuentos y el diseño”, con las “decenas de millones de estadounidenses que compran productos de Coach, Kade Spade y Michael Kors” potencialmente debiendo de “enfrentar precios más altos”, para el caso de aprobarse una adquisición que permitiría a Tapestry ocupar “una participación dominante en el mercado de bolsos de ‘lujo accesible’, eclipsando a todos sus demás competidores”. Una suma de motivos que han allanado la decisión de la FTC de, por unanimidad, con cinco votos a favor y cero en contra, autorizar la presentación de una demanda ante un tribunal federal, con el objetivo de “bloquear la adquisición”, bajo la alegación de que “la compra de Capri por parte de Tapestry eliminará la feroz competencia que existe entre las dos compañías”, provocando los distintos efectos ya detallados. Demanda junto a la que igualmente los miembros de la FTC han aprobado reclamar, ante los mismos tribunales federales, la aprobación de una orden judicial preliminar de paralización temporal de la operación.

“Con el objetivo de convertirse en un comprador en serie, Tapestry busca adquirir Capri para afianzar aún más su posición en la industria de la moda”, no dudaba en querer salir a subrayar Henry Liu, director de la Oficina de la Competencia de la FTC. En consecuencia, apostilla a través de una declaraciones oficial, “este acuerdo amenaza con privar a los consumidores de la competencia por los bolsos asequibles” que existe a día de hoy en el mercado, todo ello además “mientras los trabajadores corren el riesgo de perder los beneficios de unos salarios más altos y de unas condiciones laborales más favorables” que se generan igualmente desde la competencia que enfrente a ambas compañías.

Freno al sueño de constituir el gran conglomerado del lujo americano

Lejos de quedar aquí, y siguiendo con el sentido de las palabras ofrecidas por el mismo Liu, las sombras que desde la agencia estadounidense de protección a los consumidores y de prevención contra las prácticas de monopolio han arrojado sobre la operación se sitúan más allá de la propia adquisición de Capri Holdings por parte de Tapestry. Compañía a la que, continuando con la dirección de las declaraciones del director de la Oficina de la Competencia de la FTC, se acusa de tratar de buscar seguir creciendo en el mercado a base de adquisiciones de firmas competidoras. Unas prácticas que aplicarían a modo de replicación de las seguidas por otras grandes multinacionales de referencia del sector, véanse desde las francesas LVMH y Kering a la italiana OTB, pero sobre las que desde la FTC advierten a la dueña de Coach que no están en disposición de tolerar, dadas las implicaciones que entrañan para lo hora de garantizar la libre competencia dentro del sector de la moda.

“Tapestry se ha volcado en una estrategia de fusiones y adquisiciones durante una década, a través de la compra en serie” de nuevas etiquetas, con el objetivo de “lograr su sueño de convertirse en un importante conglomerado de moda estadounidense”, defienden desde la FTC. En ese propósito, “ha buscado de manera continua adquirir una variedad de marcas de moda, llevando a cabo con éxito muchas de las adquisiciones que se habían marcado por objetivo”. Una práctica desde la que ahora habrían terminado por poner su foco sobre Capri, cuya compra “afianzaría aún más la fortaleza de Tapestry, dificultando que nuevas marcas puedan incorporarse al mercado y llegar a contar con una presencia significativa”. Unos riesgos que no quedarían aquí, dado que “no es probable que este acuerdo sea el último de Tapestry”, cuya adquisición de Capri le terminaría otorgando “un apalancamiento adicional para seguir realizando aún más adquisiciones en el futuro”, como quedaría demostrado en “los documentos presentados por Tapestry”, y desde los que se induce “que no tiene planes de detener las adquisiciones incluso después de esta propuesta de fusión”, como resultado de una estrategia de crecimiento a través de la adquisición de competidores directos que se habrían marcado por objetivo frenar desde la FTC.

Capri y Tapestry se defienden

En respuesta a las acusaciones vertidas desde la FTC, y a su decisión de paralizar el proceso de adquisición y de fusión entre ambas compañías, tanto desde Tapestry como desde Capri Holdings no han dudado en salir, a través de la emisión de sendos comunicados oficiales, a rechazar de manera decidida la postura de la agencia antimonopolio de los Estados Unidos, así como a defender los términos del acuerdo de adquisición. Una operación sobre la que advierte de que es imposible que entre a entrañar ninguna clase de disrupción y de limitación en el mercado, dada la alta fragmentación y la alta diversificación que impera, defienden, en la industria de la moda, sector al que acusan a la FTC de desconocer para llegar hasta el punto de frenar la operación.

“Capri Holdings está totalmente en desacuerdo con la decisión de la FTC”, y es que “las realidades del mercado, que el gobierno ignora, demuestran abrumadoramente que esta transacción no limitará, reducirá ni restringirá la competencia”, esgrimen al respecto desde la propietaria de Michael Kors, Jimmy Choo y Versace. “Tapestry y Capri operan en la industria del lujo global, ferozmente competitiva y altamente fragmentada”, en la que “los consumidores cuentan con cientos de opciones de bolsos a todos los precios en todos los canales”, y para la que “las barreras de entrada” de otros competidores “son bajas”. En respuesta, “Capri tiene la intención de defender vigorosamente este caso ante los tribunales junto a Tapestry y de completar la adquisición”, para la que “la FTC de los EEUU es el único regulador que no ha aprobado esta transacción”, que sí “recibió las aprobaciones requeridas de todas las demás jurisdicciones”.

“No hay duda alguna de que este es un acuerdo que favorece la competencia y que favorece al consumidor, y de que la FTC fundamentalmente no entiende ni el mercado ni la forma en que los consumidores realizan sus compras”, apuntan por su parte desde la dirección de Tapestry. Y es que, se defienden, “Tapestry y Capri operan en una industria intensamente competitiva y altamente fragmentada junto a cientos de marcas competidoras, incluidas tanto marcas consagradas como emergentes”. Un mercado desde el que “también competimos por consumidores que realizan compras cruzadas desde una amplia diversidad de canales, y con marcas de un amplio espectro de precios”, dibujando con ello un mercado en el que, apuntan, “la realidad es que los consumidores cuentan con una gran variedad de opciones para la hora de comprar bolsos y accesorios de lujo, calzado y prendas de vestir, y las están utilizando”. En respuesta, “Tapestry y Capri se enfrentan a presiones competitivas provenientes tanto de productos de menor como de mayor precio”, pero “al presentar este caso” frente a un tribunal federal, “la FTC ha optado por ignorar la dinámica y en expansión actual realidad de una industria global del lujo de 200 mil millones de dólares”. “Esta operación unirá a seis marcas que ofrecen productos en una amplia gama de categorías”, y “tenemos plena confianza en los méritos y en el carácter a favor de la libre competencia de esta adquisición”, que “aportará importantes beneficios a los clientes, empleados, socios y accionistas de la empresa combinada en los EEUU, y en todo el mundo”. Desde esta perspectiva, apostillan desde la dueña de Coach, “tenemos sólidos argumentos legales en defensa de esta transacción y esperamos presentarlos ante el tribunal”, para poder entrar a “trabajar cuanto antes para cerrar la operación durante el ejercicio de 2024”.

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