Ante la presión estadounidense, Vietnam emprende la lucha contra las falsificaciones
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Hanói - Chanel, Louis Vuitton, Gucci... Tran Le Chi ama la moda, pero la ofensiva aduanera estadounidense ha sembrado el caos en su armario, compuesto por falsificaciones "made in Vietnam" que están en el punto de mira de Washington.
"Las prendas me ayudan a tener un look moderno", explica esta mujer de 53 años, que vende billetes de lotería ilegales en la capital, Hanói. "¿Qué más da que sean falsos o no?", asume.
Chi no tiene ningún reparo en admitir que usa falsificaciones, que nunca le han costado más de un millón de dongs (unos 30 euros) por pieza. "Los productos auténticos no son para gente como nosotros", afirma. Vietnam se ha convertido en uno de los mayores talleres de producción de ropa y calzado del mundo, atrayendo a marcas internacionales gracias a su abundante y barata mano de obra.
Pero, la otra cara de la moneda es que el país comunista también es un referente en la falsificación, algo que no ha pasado desapercibido para su principal cliente, Estados Unidos, que está preocupado por la afluencia de "falsificaciones" a su mercado.
Esta cuestión ocupa un lugar central en las conversaciones actuales entre Hanói y Washington, que amenaza con imponer un arancel del 46 por ciento a los productos importados de Vietnam, en el marco de su ofensiva proteccionista destinada a reequilibrar la balanza comercial a su favor.
Represión
"Nunca he engañado a nadie", se defiende Hoa, que regenta una tienda de este tipo en el casco antiguo de Hanói, donde vende imitaciones de Nike, Lacoste y North Face fabricadas en China, pero con la etiqueta "made in Vietnam" para parecer auténticas.
Sus clientes compran plenamente conscientes de lo que hacen, asegura, bajo un pseudónimo. El gobierno comunista ha lanzado una campaña de represión, que durará hasta mediados de agosto, y que ha provocado el cierre de sitios de venta en Hanói (norte) y Ho Chi Minh (sur).
Entre los objetivos se encuentra el centro comercial Saigon Square, en el centro turístico de Ho Chi Minh, que las autoridades estadounidenses han identificado como uno de los mercados físicos de falsificaciones más importantes del mundo. Un informe del Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR) para el año 2024 señalaba que "las escasas sanciones tenían poco efecto disuasorio" y que las falsificaciones "seguían estando muy extendidas".
Las autoridades han incautado unas 1.000 réplicas de relojes Rolex en los cinco primeros meses del año en este centro comercial situado justo enfrente del moderno "Saigon Centre", un centro comercial al estilo estadounidense, con tiendas, hotel, restaurantes y oficinas, que representa su antítesis.
En total, de enero a mayo, Vietnam ha confiscado más de 7.000 productos falsificados por un valor total de ocho millones de dólares, declaró a mediados de junio un responsable de la agencia nacional de vigilancia de mercados. Unos 53 casos han sido trasladados a la policía para su investigación, afirmó.
Calcetines falsos
En Hanói, las fuerzas del orden han descubierto más de 25.000 altavoces falsos de la marca británica Marshall, relojes inteligentes y aspiradoras pseudojaponesas. Un hombre que vendió más de 200.000 calcetines con logotipos de Adidas, Nike y Uniqlo, por menos de 20 céntimos de euro el par, fue detenido a finales de mayo.
En otro caso, la policía detuvo a un hombre acusado de haber comprado seis toneladas de dulces en China, que reenvasó para hacer creer que procedían de Japón o de Corea del Sur, cambiando la fecha de caducidad.
Vietnam ha prometido reforzar el control sobre el origen de las mercancías vendidas en el extranjero. Washington acusa a Hanói de laxitud en los fraudes relacionados con el transbordo, lo que facilitaría la entrada en Estados Unidos de productos chinos sujetos a un régimen aduanero más estricto.
La represión de la falsificación "juega un papel en la estrategia adoptada por Vietnam para apaciguar a Estados Unidos", considera Nguyen Khac Giang, un investigador vietnamita residente en Singapur. En Hanói, la comerciante Hoa tuvo que cerrar su tienda hace dos semanas ante el temor a las redadas policiales.
"He vendido este tipo de ropa durante una década y no he tenido ningún problema", dice. "Ahora nos tienen en el punto de mira y es difícil imaginar cómo voy a seguir".
Este artículo fue originalmente publicado en otro idioma dentro de la red internacional de FashionUnited y después traducido al español usando una herramienta de inteligencia artificial.
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