Capri pone a la venta Versace y Jimmy Choo
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Madrid – Tras desvanecerse, a cuenta de la resolución judicial emitida a finales del pasado mes de octubre, el sueño de llegar a crear un gran grupo del lujo estadounidense con la fusión de los negocios de las multinacionales de la moda Tapestry (Coach) y Capri Holdings (Michael Kors), todo hace indicar que también se va a terminar por desvanecer la realidad del que se destaca hoy como el segundo mayor grupo de referencia del sector en los Estados Unidos. Una Capri Holdings que, según se desprenden de las últimas informaciones que circulan en el sector, se encuentra ya barajando la venta de sus casas de moda Versace y Jimmy Choo.
Poniéndonos primeramente en situación, la multinacional del lujo estadounidense Michael Kors Holdings Limited, apoyándose en el extraordinario éxito que estaba sabiendo lograr cosechar la firma Michael Kors como epítome del lujo en los Estados Unidos, daba un decidido paso adelante en la búsqueda por trascender más allá de la realidad de ser una casa de modas, acordando en 2017 la compra de la firma de moda y de calzados Jimmy Choo, por unos 897 millones de libras. Una adquisición a la que le seguía, ya en el mes de septiembre de 2018, la de la icónica casa de modas italiana Versace, por unos 1 830 millones de euros, unos 2 120 millones de dólares al cambio en aquel momento. Una operación de importantísima envergadura, dada la trascendencia histórica que desde su fundación ha logrado cosechar para sí la célebre casa italiana, que además traía consigo, en clara muestra de las ambiciones de la compañía estadounidense, la transformación de Michael Kors Holdings Limited, en Capri Holdings Limited. Un nuevo nombre, para oficializar la realidad que resultaba del que pasaba a convertirse en un nuevo gran grupo de referencia dentro del sector del lujo, a escala global.
A pesar de las ambiciones que para entonces profesaban desde la dirección de la recientemente creada nueva multinacional del lujo estadounidense, la realidad se ha venido haciendo cada vez más cuesta arriba en el seno de la dueña de Michael Kors. Compañía que aun con todo lograba cerrar su ejercicio de 2022 con un más o menos positivo rendimiento, con unas ventas que solamente llegaban a contraerse en un -0,6 por ciento, hasta los 5 619 millones de dólares, y unos beneficios netos, positivos, por 619 millones de dólares, que no obstante llegaban tras un último trimestre en el que las cuentas arrojaron un resultado negativo, con unas pérdidas de -33 millones de dólares. Indicadores ambos que ya daban muestras de las dificultades que empezaba a mostrar la compañía en un contexto cada vez más complejo para el sector del lujo, y en el que sorprendían escasamente unos meses después de la publicación de esos resultados, con el anuncio, junto a Tapestry, por entonces su principal competidora como compañía matriz de las firmas Coach, Kate Spade New York y Stuart Weitzman, de un acuerdo definitivo para su adquisición, por unos 8 500 millones de dólares. Una operación que debía de terminar por dar paso, bajo el paraguas de Tapestry, a la constitución de un nuevo gran grupo multinacional global de la industria de la moda-lujo, pero que para su formalización no obstante se terminaba por encontrar con la oposición frontal de la Comisión Federal de Comercio (FTC) de los Estados Unidos. Entidad reguladora que apreciaba una serie de potenciales riesgos para la competencia en la integración de ambas compañías en una sola, riesgos ante los que no dudó en acudir ante unos tribunales que, en primera instancia, terminaron por darles parcialmente la razón, aprobando las medidas cautelares que habían solicitado para bloquear la operación de compra de Capri Holdings por parte de Tapestry. Una decisión, judicialmente, sin mayor trascendencia, pero que en la práctica suponía un férreo bloqueo que conllevaba el que ambas compañías tuvieran que embarcarse en un largo, y costoso, proceso judicial, para el caso de pretender seguir adelante con la operación. Una máxima que públicamente defendieron en un primer momento, pero de la que finalmente, y a fecha de este pasado 14 de noviembre, desistían públicamente tanto Tapestry como Coach, anunciando la disolución del acuerdo de fusión por integración de ambas compañías.
Del lado de Capri, que es la compañía que hoy nos ocupa, la multinacional del lujo estadounidense anunciaba “la rescisión mutua de su acuerdo de fusión definitivo con Tapestry”. Una resolución que ambas compañía “acordaron mutuamente”, al entender, valoraban desde un comunicado oficial, “que la rescisión del acuerdo de fusión era lo mejor para ambas compañías, ya que era poco probable que la condición de cierre requerida de recibir las aprobaciones regulatorias necesarias de EEUU se cumpliera antes de la fecha límite del acuerdo de fusión”, fijada para el 10 de febrero de 2025. Una determinación que llegaba para cerrar ese capítulo y abrir uno nuevo, en el que Capri debía de emprender nuevamente su andadura como compañía que iba a tener que seguir defendiéndose en solitario en el competitivo mundo de la moda, siendo además valorada en los mercados como la parte “perdedora” de la rescisión de ese acuerdo. Una valoración que se hacía, no por causas subjetivas, sino a tendiendo al rapidísimo deterioro que habían mostrado las operaciones de Capri tras la firma del acuerdo de venta, como se evidenciaba en las cuentas de cierre de su último ejercicio completo de 2023/24, finalizado a fecha del pasado 29 de mayo, que la compañía cerró con unas ventas que cayeron hasta los 5 170 millones de dólares (-7,99 por ciento frente a las cuentas del año anterior), y con unas pérdidas de -229 millones de dólares, frente al beneficio neto por 616 millones de dólares que alcanzó a generar durante el año anterior. Unas caídas que además llegaban apuntaladas sobre los resultados de un último cuarto trimestre, en el que las ventas cayeron hasta los 1 223 millones de dólares (-8,38 por ciento), y las pérdidas se dispararon hasta los -472 millones de dólares, llevándose consigo los pocos beneficios que la compañía había logrado generar en los trimestres previos.
Versace y Jimmy Choo, en venta
Ante la difícil situación que tener que salir a hacer frente, nuevamente en solitario, a esta suma de complejas dinámicas, ya desde el mismo anuncio de disolución del acuerdo entre Tapestry y Capri, desde la dueña de Michael Kors, Jimmy Choo y Versace, anunciaban su decisión de poner en práctica una serie de decididas estrategias encaminadas a volver a un crecimiento positivo y a una igualmente positiva rentabilidad, afianzadas sobre el valor y la singularidad del ADN de cada una de sus marcas en cartera, su diversificada red comercial global, y en la capacidad de sus equipos para ofrecer conexiones y productos capaces de conectar de manera genuina con su público. Unas estrategias diseñadas de manera singular y específica de manera independiente para cada marca, pero todas ellas coincidiendo en su mismo objetivo de tratar de contribuir a destapar su potencial y crecimiento como marcas globales, y cuya implementación, parece ser, no estará reñida con la búsqueda de nuevas alternativas con las que reforzar la posición de la compañía, entre ellas la posible venta de Versace y de Jimmy Choo.
Después de que esta ya se presentase como una más que posible posibilidad, para la que además se apunta a que desde la dirección de la compañía ya llegaron a incluso entablar negociaciones, antes de que se formalizase ese acuerdo de venta con Tapestry, según adelantan desde el medio estadounidense Wwd, Capri ya se encontraría en conversaciones con Barclays para que la entidad financiera y de inversión se encargase de buscar y analizar el potencial de distintas ofertas para la venta tanto de Versace como de Jimmy Choo. Firmas ambas de las que desde Capri estarían dispuestos a desprenderse para valerse de los recursos necesarios para seguir centrando sus esfuerzos en el crecimiento y desarrollo de Michael Kors, si principal marca en cartera, sin que todavía se hubiera decidido si la venta procedería a darse de manera combinada, o si desde Capri Holdings valorarían la venta de una sola de ellas, o de ambas, pero de manera independiente. Un proceso para el que en cualquier caso las conversaciones se acabarían de iniciar, sin estar por tanto claro todavía si este se va a terminar de completar, ni en qué dirección, para lo que todo dependerá del interés que desde Barclays terminen por encontrar entre aquellos potenciales compradores e interesados por hacerse con Versace y Jimmy Choo. Firmas que cerraron su último ejercicio fiscal, respectivamente, con una facturación anual de 1 030 millones de dólares (-6,87 por ciento) y 618 millones de dólares (-2,36 por ciento), con Michael Kors siendo responsable de generar la mayor parte de las ventas de la multinacional, por 3 522 millones de dólares (-9,22 por ciento). Una caída más abultada que la registrada por el resto de las firmas en cartera de la compañía, que reflejaría las serias dificultades por las que atraviesa la principal marca en cartera de Capri, y de ahí el que se hayan decidido a tratar de focalizar todos sus esfuerzos en corregir esta debilidad.
Como primera muestra de esos esfuerzos, y en línea con esas estrategias que iban a tratar de poner en marcha para revitalizar cada uno de sus principales negocios en cartera, ya a finales de noviembre, y escasamente unos días después de hacer pública esa rescisión del acuerdo de venta a Tapestry, desde Capri anunciaban una reestructuración de sus equipos, comunicando el nombramiento de John D. Idol, presidente y director ejecutivo de la compañía, como también director ejecutivo de Michael Kors, en sustitución de un Cedric Wilmotte, CEO de Michael Kors desde enero de 2023, que pasaba entonces a abandonar las filas de la multinacional. Compañía que, salvo sorpresas, no se espera que se pronuncie de manera pública sobre su decisión de valorar, o no, una venta de Versace y de Jimmy Choo, hasta la celebración de su próximo Día del Inversor, a finales del próximo mes de febrero de 2025. Una jornada que es la que ya han señalado como la del día en el que ofrecerán más detalles de las estrategias que van a tratar de poner en marcha para revitalizar los negocios de la multinacional, y que habrá que esperar para saber si desde todavía una visión como grupo, o nuevamente como de una compañía monomarca, con Michael Kors ya no solamente como la principal, sino también como la única firma llamada a integrar en el corto plazo la cartera de Capri Holdings.
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