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Confirman desde la ONU la existencia de los trabajos forzosos en la región china de Xinjiang: “Han estado ocurriendo”

Por Jaime Martinez

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Photo Credits: Sede del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas. ONU, fotografía de archivo.

En un último informe independiente realizado por el Relator Especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para las formas contemporáneas de esclavitud, incluidas sus causas y consecuencias, Tomoya Obokata, el ponente ha terminado por concluir que efectivamente, y tal y como han venido denunciando diferentes asociaciones en defensa de los derechos humanos a lo largo de estos últimos años, China se estaría beneficiando y estaría aplicando prácticas esclavistas y de trabajos forzosos en la denominada región de Xinjiang. Una de las cinco regiones autónomas que, junto a otras demarcaciones, forman parte de la estructura administrativa en la que se organiza el gigante asiático, y en la que desde el Gobierno de Pekín, y contrariamente a lo que defienden desde sus instituciones y organismos públicos, estaría fomentando unas prácticas contrarias a los derechos humanos que, además, estarían extendiendo igualmente hasta otras regiones autónomas con gran presencia de minorías étnicas locales, como el Tíbet.

Elaborado a modo de un informe, detallado y en profundidad, que no versa única ni exclusivamente sobre la realidad que estarían viviendo en China minorías como la de los uigures, un grupo étnico del que se acusa al régimen de Pekín de estar obligando a trabajar en prácticas intensivas como la de la recolección del denominado “algodón de Xinjiang”, el documento va mucho más allá, y se encuentra elaborado con el fin de desgranar en detalle cuales son y están siendo las prácticas esclavistas que siguen sucediéndose a día de hoy en las diferentes regiones del mundo. Unas realidades sobre las que se alertan de los modelos sociales que siguen dándose en todas las regiones del mundo, desde América del Norte hasta Asia y Europa, pasando por países como Brasil, Bangladesh, la India, Nigeria, Mauritania, Malí o Níger y llegando hasta Canadá, Italia o España, que el propio Relato recuerda que es mandado de los diferentes gobiernos, siguiendo con las indicaciones que marca la ONU, luchar activamente por erradicar, con el in de terminar por desterrar una realidad esclavista que sigue afectando, aún a día de hoy, a buena parte de las gentes del mundo, y especialmente a los miembros de minorías étnicas, a mujeres, a niños y a inmigrantes.

“El año 2022 marca el trigésimo aniversario de la Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas”, y “para conmemorar la adopción de este importante instrumento, el Relator Especial centra el presente informe” en analizar “las vulnerabilidades y las realidades vividas por las minorías con respecto a las formas contemporáneas de esclavitud”, reza en su preámbulo el mencionado escrito elaborado por Obokata. Un objetivo para el que, añade el Relator Especial de la ONU, se “hizo un llamamiento a una amplia gama de interesados, incluidos los Estados Miembros” que forman parte de la Organización, con el fin de poder elaborar en detalle una resolución que “no se limita a las minorías nacionales, ya que también abarca a los no ciudadanos, como los trabajadores migrantes, muchos de los cuales son minorías en los Estados de destino”. Habiéndose igualmente incluido las realidades que viven las “personas que son discriminadas por su trabajo y ascendencia”, y dejando solamente a un lado a unos pueblos indígenas que, remarca el Relator Especial, requieren de “un análisis por separado”.

Crímenes de lesa humanidad, desde Xinjiang y hasta el Tíbet

Sobre esta serie de premisas marcadas por Obokat, el Relator ha terminado elaborando un documento, con fecha de este pasado 19 de julio de 2022, bajo el título “Contemporary forms of slavery affecting persons belonging to ethnic, religious and linguistic minority communities” (Formas contemporáneas de esclavitud que afectan a personas pertenecientes a comunidades minoritarias étnicas, religiosas y lingüísticas) que se presentará a la Asamblea General de la ONU en su próximo y septuagésimo séptimo período de sesiones, y dentro de estas en el marco de la quincuagésima primera sesión del Consejo de Derechos Humanos que se realizará del 12 de septiembre al 7 de octubre de 2022. Momento en el que los distintos representantes de los diferentes estados miembros pasarán a evaluar en detalle el informe independiente, así como la larga lista de conclusiones y recomendaciones que se han incluido, dirigidas tanto a Gobiernos como a grupos empresariales, con el fin de poder con ellas tratar de eliminar las sombras de trabajo esclavo que aún persisten en zonas como la de Xinjiang. Una región que se destaca como la principal productora de algodón de toda China, y como una de las mayores a escala global hasta el punto de llegar a representar por sí sola hasta una quinta parte de toda la producción mundial.

Precisamente en relación a esta, y dada la importancia que ha adquirido por sus vinculaciones con una industria de la moda que está tratando a un mismo tiempo de mostrarse más firme y fiel que nunca a sus valores frente a los ojos de los consumidores, mientras que a su vez busca no enfurecer a un régimen de Pekín que podría terminar por cerrarles las puertas al tan codiciado mercado chino, Obokat no considera solamente que los trabajos forzosos han estado ocurriendo el Xinjiang, sino que además entra a detallar los dos sistemas a través de los cuales los estaría aplicando el Gobierno chino.

“Sobre la base de una evaluación independiente de la información disponible, incluidas las presentaciones de las partes interesadas, la investigación independiente, las fuentes públicas disponibles, los testimonios de las víctimas, las consultas con los interesados y las explicaciones proporcionadas por el Gobierno, el Relator Especial considera razonable concluir que los trabajos forzosos entre uigures, kazajos y otras minorías étnicas en sectores como la agricultura y la manufactura han estado ocurriendo en la Región Autónoma uigur de Xinjiang de China”, sentencia el informe independiente elaborado por Obokat.

Para la aplicación de este sistema de neoexclavitud, entra a detallar el Relator, “existen dos sistemas creados por el Estado”, por un lado, “el sistema de centros de capacitación y educación en habilidades vocacionales, bajo el cual las minorías son detenidas y sujetas a prácticas laborales”, y de otro lado, mediante “el alivio de la pobreza a través del sistema de transferencia de mano de obra”; un sistema mediante el cual “los trabajadores rurales excedentes son transferidos a trabajos en el sector secundario o terciario”. Habiéndose además, y más allá de Xinjiang, “identificado arreglos similares en la Región Autónoma del Tíbet” donde “un amplio programa de transferencia de mano de obra ha desplazado principalmente a agricultores, pastores y otros trabajadores rurales a empleaos poco calificados y mal pagados”.

“Si bien estos programas pueden crear oportunidades de empleo para las minorías y mejorar sus ingresos, como afirma el Gobierno”, añade el Relator Especial de la ONU, este considera que “en muchos casos se han presentado indicadores de trabajo forzoso que apuntan a la naturaleza involuntaria del trabajo realizado por las comunidades afectadas”. “Además”, añade, “dada la naturaleza y el alcance de los poderes ejercidos sobre los trabajadores afectados durante los trabajos forzosos, incluida la vigilancia excesiva, las condiciones de vida y de trabajo abusivas, las restricciones de movimiento a través de su internamiento, las amenazas, la violencia física y/o sexual y otros tratos inhumanos o degradantes, algunos de los casos pueden equivaler a la esclavitud, y por tanto como crímenes de lesa humanidad, mereciendo un mayor análisis independiente”.

Del boicot a H&M, a las sospechas de complicidad de Inditex, Nike o Patagonia

El acceso a este último informe sobre las evidencias de trabajos forzosos y de crímenes de lesa humanidad viene a completar las informaciones a este respecto que de manera periódica hemos venido publicando desde FashionUnited, en un intento por promover unas prácticas más éticas y sostenibles dentro de la industria de la moda. Siendo este a su ve un informe al que accedemos en un momento en el que vuelve a ser de actualidad el denominado “algodón de Xinjiang”, después de que la cadena de moda sueca H&M haya logrado volver a operar en la plataforma china Tmall.

Propiedad del conglomerado chino Alibaba, y reservado a la venta de productos de marcas tanto nacionales como internacionales dentro del suelo de la China Continental, la tienda virtual de H&M en la popular plataforma terminaba cerrando sus puertas, hace ya cosa de 16 meses, como consecuencia del férreo boicot que en su contra se auspiciaba desde las altas esferas del Gobierno de Pekín, a finales del pasado mes de marzo de 2021. Una acción que se entendía como la respuesta dada a la decisión de la multinacional sueca de eliminar de sus cadenas de producción el algodón de Xinjiang como materia prima para sus colecciones, dadas las evidencias que por entonces ya empezaban a confirmar la existencia de las prácticas de trabajos forzosos que estaría aplicando el Gobierno de Pekín para su recolección. Una decisión que la compañía sueca había adelantado ya un año antes que iría practicando de manera progresiva, pero frente a la que desde el Gobierno chino se revolvían entonces una vez confirmadas las intenciones de Europa de desarrollar las herramientas necesarias para que sus diferentes estados miembro obliguen a sus respectivas empresas a “velar” por los derechos humanos y medioambientales de sus prácticas empresariales, con una mención especial por parte del Parlamento Europeo, aprobada en la votación de finales de marzo de 2021, a que “la Comisión examine pormenorizadamente a las empresas con sede en Xinjiang que exportan productos a la Unión, a fin de detectar posibles violaciones de los derechos humanos, en especial los relacionadas con la represión de los uigures”.

La cita, incluida en el texto aprobado por el Parlamente Europeo a cuya redacción, casualmente, habían contribuido entre otras organizaciones el mismo Grupo H&M, se situaría así como el verdadero origen del movimiento patrocinado por Pekín con el que habrían buscado dar una pequeña muestra de los efectos que tendría para las marcas occidentales seguir por esa política de boicot al algodón de Xinjiang. Un peligroso juego de presiones y velados chantajes, que entonces ponía al Grupo H&M en el centro de la polémica favoreciendo su desaparición de todas las principales plataformas de comercio online chinas, pero que igualmente terminaba salpicando a un buen número de marcas y firmas de moda occidentales, tanto por su posicionamiento o aparente connivencia con el régimen chino, como la multinacional española Inditex. Grupo propietario de cadenas de moda tan conocidas como Zara, Massimo Dutti, Pull&Bear o Bershka, que se convertía en una de las primeras afectadas en Europa de la campaña legal emprendida, con el aval del Centro Europeo de Derechos Constitucionales y Humanos ECCHR, contra aquellas compañías como Inditex, Uniqlo, la estadounidense Sketchers, el Grupo francés SMCP, Patagonia, Nike, C&A o State of Art, a las que se les ha venido acusando frente a diferentes tribunales de Francia y de los Países Bajos de crímenes de lesa humanidad, por complicidad en los trabajos forzosos de los uigures.

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