Así es “Épica”, la obra multidisciplinaria que explora la identidad a través de la ropa
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Buenos Aires - En una combinación perfecta entre danza, teatro y vestuario como construcción identitaria, la artista argentina Belara Michan presenta en Buenos Aires, Épica, una obra multidisciplinaria que interpela desde el movimiento, la música y el textil.
Estrenada por primera vez en 2021, Épica fue retomada en 2024. Con sensibilidad y precisión, la obra cuestiona las formas de habitar el mundo a través de lo que las personas llevan puesto, en un momento en que la moda —como industria y como lenguaje— se ve atravesada por tensiones identitarias, ambientales y culturales. En esa intersección, el trabajo de Michán permite recordar que el vestir nunca fue un gesto neutral.
La obra
Escrita, dirigida y protagonizada por Belara Michán, Épica se despliega como un manifiesto coreográfico sobre la exposición, la fragilidad y los rituales del vestir y desvestir. La música de Richard Wagner, intervenida sonoramente, aporta dramatismo a una puesta minimalista, donde la ropa no es mero vestuario: es símbolo, estructura narrativa y base de sentido.
“La obra surgió en un taller de creación donde nos propusieron trabajar algo personal. Empecé a observar mi cuerpo en situaciones de exposición, como cuando doy clase, y eso me llevó a pensar en los distintos roles de poder que ocupamos en la vida diaria. Inmediatamente apareció la ropa”, explica Michán
En escena, los trajes no solo visten, sino que mutan, tensan, expresan sentimientos y narran historias. Cada prenda es un personaje, una extensión emocional y física del cuerpo que la habita. Desde un vestido blanco hecho a medida hasta piezas rescatadas de ferias y donaciones, el vestuario de Épica materializa el vínculo íntimo y ancestral de la artista con la indumentaria: “Toda mi vida estuvo muy marcada por la ropa. Mi madre (periodista especializada en moda) siempre le dio mucha importancia y mi abuela era costurera; arreglaba cualquier cosa y la transformaba en algo espectacular. Para mí, la ropa tiene que ver con el cuidado y con un legado materno”.
Este mismo legado se convierte en materia escenográfica. Un muro de prendas apiladas funciona como telón, escudo y símbolo de lo que se muestra y se oculta. “El muro es una metáfora del personaje principal. Empieza de una forma prolija, armada, pero después eso se va rompiendo”, dice la protagonista.
Lejos de las características clásicas del vestuario teatral, las prendas elegidas —muchas con historia propia— aportan profundidad a una obra que aborda las maneras en cómo el textil moldea el cuerpo y viceversa.
La propuesta volverá a escena los próximos 16 de mayo y el 20 de junio en el espacio MOVAC de Buenos Aires.