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¿Por qué es bueno vestir lana merina?

Por Sandra Bódalo Munuera

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Moda

Detalle de los patucos confeccionados con lana merina trashumante. Créditos: Mukhee

Valencia - Desde 1994, a finales del mes octubre, tiene lugar un suceso único en Madrid. Un rebaño de miles de ovejas merinas y cabras toman las calles por un día, cruzando a sus anchas la capital desde Casa de Campo hasta la Plaza de Cibeles. Este evento recibe el nombre de “Fiesta de la trashumancia” y su objetivo no es otro que reivindicar la importancia de la trashumancia y la ganadería extensiva en España.

Y es que, esta práctica migratoria fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2019 debido, en gran parte, a su labor a la hora de conservar la biodiversidad y su lucha contra el cambio climático.

Aunque este pastoreo estacional suele estar relacionado sobre todo con la industria alimentaria, existen iniciativas como “Transhumance by Made in Slow” que reivindican el papel activo que puede tener la moda en la recuperación de esta tradición ancestral.

Mukhees, patucos confeccionados a mano con lana merina trashumante. Créditos: Mukhee

El impacto positivo de la lana merina trashumante

La plataforma Made in Slow pone en valor esta actividad pastoril en peligro de extinción, que pone en riesgo “los más de 800 años de historia que se conservan en las cañadas, cordeles y veredas trashumantes en forma de tradición, cultura,gastronomía, folclore e incluso de un lenguaje común”. En términos de moda, y con permiso del cashmere, la lana merina trashumante se ha convertido en una fibra muy popular gracias a sus múltiples cualidades. Su origen, como su propio nombre indica, proviene de la oveja merina, una raza originaria de la península ibérica y conocida por haber sido capaz de adaptarse a las duras condiciones ambientales, desarrollando un vellón fino y suave. Aunque nacieron en el interior de España —“merinus” significa "de la región de León" en latín—, en la actualidad estos animales se crían en todo el mundo, desde Australia hasta Nueva Zelanda.

“Al colaborar con los pastores trashumantes y utilizar la lana que han cuidado durante generaciones, estamos contribuyendo a la conservación de un legado cultural y ambiental incalculable”.

Olivia Santirso, fundadora de Mukhee.

Los patucos de lana merina de Muhkee y su contribución a la trashumancia

Más allá de sus propiedades y calidad, utilizar la lana merina “demuestra cómo la colaboración puede ser un catalizador para la sostenibilidad, la preservación cultural y la conciencia ambiental”. Al menos así lo cree Olivia Santirso, fundadora de Mukhee, una firma de moda infantil que inició su andadura con unos patucos de bebé de lana merina, que contribuyen a la preservación de la trashumancia en España. “Me gusta partir de un punto de vista holístico y consciente del impacto que tiene cualquiera de las decisiones que tomemos como marca”, añade su fundadora.

Según cuenta Santirso a FashionUnited, no fue hasta quedarse embarazada cuando vio la necesidad de crear este proyecto. Por entonces, vivía en Roma y, con una pandemia de por medio, le resultó casi imposible encontrar ropa de bebé que siguieran prácticas éticas y sostenibles. Con la rotura de stock o las dificultades a la hora de encontrar proveedores, las únicas marcas que estaban operativas era el fast fashion y esa no era una opción. “Empecé a formarme en moda sostenible por mi cuenta y recordé los patucos que hacía mi madre”, explica al otro lado del teléfono. “Cuando nos lanzamos a fabricar nuestras mukhees —unos patucos para bebés, niños y adultos—, no dudamos ni un minuto en que queríamos utilizar lana merina. Por su ligereza y suavidad, pero también por ser una fibra ecológica y biodegradable”, añade.

La lana merina es un tejido cien por cien natural, biodegradable, duradero y resistente, suave, transpirable y termorregulable.

“Hay que tener en cuenta que los más pequeños tienen una piel muy sensible, por lo que siempre hay que cuidar el origen y trazabilidad de todos los tejidos y prendas que compremos”. La lana merina, por ejemplo, es cien por cien natural, biodegradable —estudios demuestran que se descompone al cabo de un año—, duradera y resistente, suave —gracias a sus fibras ultrafinas y ligeras— y no produce irritaciones.

Pero lo más sorprendente, sobre todo al pensar en lana, es que es transpirable y termorregulable, lo que lo convierte en una fibra perfecta para mantenerse fresco en verano y caliente en invierno.

Mukhee Créditos: Proceso de confección.

Con sus patucos, confeccionados bajo pedido, apoyan la iniciativa “Transhumance by Made in Slow” para revitalizar y preservar esta costumbre milenaria. Además de desempeñar un papel fundamental en la conversación de la identidad cultural de nuestro país, esta migración estacional permite que las áreas de pastoreo se recuperen y regeneren, y fomenta la biodiversidad y el equilibrio de los ecosistemas. Incluso el viaje de estos animales puede llegar a reducir el riesgo de incendios forestales y el mantenimiento de los paisajes naturales. En palabras de Olivia Santirso, “cada hilo de lana tiene una historia que contar. Al colaborar con los pastores trashumantes y utilizar la lana que han cuidado durante generaciones, no solo estamos creando productos de alta calidad, sino que también estamos contribuyendo a la conservación de un legado cultural y ambiental incalculable”.

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